Por diversas circunstancias de la vida, el sábado pasado, día previsto para acercarnos hasta Cavallers y acometer el Besiberri Nord el domingo, idea propuesta por la Sección de Alpinismo, quedamos para salir más tarde de lo habitual en estos casos: las cinco y media de la tarde :O pero... ¿por qué hay que madrugar siempre? :P Aún así tuvimos una baja de última (y esta vez nunca mejor dicho) hora: ¡la del organizador de la salida! ¡uuuf! el pobre tuvo problemillas de salud y tuvo que abandonar el plan antes de tiempo, así que... salida anulada ¡Ooooh! pero el resto no nos resistimos a quedarnos en casa, y menos una vez preparadas las mochilas con todo, así que... nos fuimos hasta la presa :D Como faltaba el jefe de la expedición y mente pensante de la idea, decidimos cambiar de cumbre y atacar el Comaloformo y, por qué no, también el Besiberri Sud. Tras dormir bajo las estrellas y la luna llena, empezamos a caminar, y caminar, y caminar, y caminar, ¡uuuf! y caminar, y todo muy cuesta arriba y entre piedras y más piedras, y a confundirnos de ruta, y a cramponear, y a confundirnos más (¡jajajaja!), y volver a trepar, hasta que, viendo las cimas muy cerquita, tuvimos que dejar el intento a cumbre para otrodel día. Pero en ningún momento lo consideramos un fracaso porque cada montaña te da una lección, y siempre se aprende, y este grupo aprendió cómo conseguir llegar hasta la cumbre del Comaloformo: madrugando más, caminando más deprisa y no confundiéndose de camino ¡jajajaja!
La verdad es que lo pasamos muy bien compartiendo comidas, dormidas, cervezas (sin alcohol) y coca por el camino, y tantas y tantas charlas, y todo con unas vistas increíbles. Sin duda volveremos, no por lo que dejamos pendiente, sino por encontrar más de lo vivido.
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